El poder personal es un ingrediente fundamental del liderazgo. Es muy raro construir organizaciones productivas y sostenibles sin que estén formadas por equipos cohesionados y alineados que den su máxima contribución de valor. Y, a su vez, es extraño que esto se produzca sin que estos equipos estén integrados por personas con una alta capacidad de liderazgo individual. Y para que esto último pase, es imprescindible aumentar el poder personal de cada una de las mujeres y hombres que forman estos equipos.
Julie Diamond, autora del libro Power, y gran estudiosa de las dinámicas de poder en las organizaciones, ha aglutinado este conocimiento bajo el concepto Inteligencia de Poder, que nos ayuda a reflexionar acerca de hacer un buen uso de este.
Es una gran suerte para mi conocer y colaborar con Julie, ya que sus aportaciones, así como su gran base académica y metodológica, la hacen ser (en mi opinión) una de las personas referentes a nivel mundial en esta materia.
Cuando ella habla de Poder Personal se refiere al impacto e influencia que se deriva de las capacidades inherentes al individuo como por ejemplo su personalidad, sus habilidades sociales, o su sentido de propósito.
Cuando el Poder Personal de una persona es alto, nos encontramos con alguien que transmite mucha seguridad, ya que se siente con la confianza de dar respuesta a las necesidades y exigencias del entorno.
Por el contrario, cuando el Poder Personal de un individuo es bajo, podemos percibir, de forma más o menos evidente, una inseguridad muy presente que viene manifestada por una difícil gestión de los retos actuales, al no saber resolver de forma ágil la ecuación formada por sus objetivos y los obstáculos que necesita superar.
Existen tres dimensiones clave que determinan el Poder Personal según Diamond:
- Sentirse Capaz (Capable Self)
- Autoconsciencia (Aware Self)
- Tener un propósito (Purposeful Self)
SENTIRSE CAPAZ
Se trata del grado en que las personas creen en su capacidad para tener éxito en las cosas que se proponen hacer, a través del esfuerzo sostenido, la disciplina y la determinación.
Los profesionales del mundo del liderazgo y del desarrollo de equipos, tenemos la suerte de trabajar con muchísimas personas en constante crecimiento personal y profesional. Somos a menudo testigos de sus dudas y miedos, pero también de sus fortalezas y valentía.
Las personas que normalmente tienen muy desarrollada esta dimensión de sentirse capaz son personas que, de forma recurrente, manifiestan algunos de los siguientes comportamientos:
- Hacen lo que dicen: Establecen objetivos realistas, ponen una fecha para que estén hechos, y se ponen manos a la obra hasta conseguirlo. El éxito presente alimenta el éxito futuro, y no hay mejor receta para ello que cumplir con lo que se ha dicho.
- Ponen energía en lo que les motiva: No dedican energía, de forma constante, a realizar aquello que no les mueve realmente, o no le ven sentido hacer. Siempre hay tareas que hay que hacer, aunque no nos guste, ni pensamos que tenemos que hacer, pero debemos intentar que estas sean las mínimas. Estas las hacemos con menor entusiasmo, por lo que podemos llegar a hacerlas peor, lo que, a su vez, nos va a restar confianza en nosotros mismos al no sentirnos tan capaces.
- Hablan bien de si mismos/as: Tienen la facultad de hablar de sus competencias y habilidades de forma justa y positiva, sin dejar que sus saboteadores internos (todos los tenemos), le hagan hablar mal de lo que hacen o pueden llegar a hacer. En lugar de un lenguaje victimista (anclado en la “zona de preocupación”), se expresan a través de una comunicación enfocada en su “zona de influencia”.
AUTOCONSCIENCIA
Se trata de la capacidad de introspección, la capacidad de enfocar la atención, reconocer sentimientos y pensamientos y tener la idea de comprender cómo estos influyen en el comportamiento y las acciones.
Las personas que normalmente tienen muy desarrollada esta dimensión de la autoconsciencia son personas que muestran algunos de los siguientes comportamientos:
- Se centran en el presente: Le ponen toda la energía en el pasito que les toca dar en cada momento, ya que entienden el cambio como algo que se vive en el presente. En un entorno como el actual (VUCA), estas personas evitan dispersarse, ya que tienen la fortaleza mental para hacer aquello que toca hacer en ese preciso momento.
- Simplifican las cosas: Saben liderar sus vidas con el convencimiento de que es imposible controlar todas las variables que están en juego, por lo que deciden aumentar su agilidad, así como buscar co-crear y colaborar con los demás. Sólo cuando aprendemos a simplificar, aprendemos también a decidir mejor y más rápido.
- Saben priorizar: Son verdaderos especialistas en seleccionar aquel 20% de las actividades que son las responsables del 80% de los resultados que persiguen. Y para hacerlo van eliminando las actividades que suponen un bajo valor añadido para ellos, así como para el entorno.
TENER UN PROPÓSITO
Se trata de la capacidad de hacer frente y recuperarse de las dificultades; una orientación positiva hacia la vida, y la creencia de que la vida está llena de significado y dirección.
Las personas que normalmente tienen muy desarrollada esta dimensión son personas que tienen las siguientes habilidades:
- Paran para pensar lo que quieren: Tienen el hábito de crear espacios de reflexión personal para apuntar en la dirección que desean, y así vivir la vida que desean vivir. Una o dos veces al año se “retiran” a hacer balance de sus distintos roles vitales para decidir como poder ejercerlos de una manera más plena y feliz.
- Se abren a nuevas experiencias: Desean conocer nuevas realidades, lugares, personas, y culturas que les hagan aumentar su visión integral y diversa de la vida que, a su vez, le aumentan su visión positiva de las cosas. Cuando la persona se centra predominantemente en su propio “mapa” o realidad particular, la vida se vuelve desafiante y reactiva. Cuando, por el contrario, la persona se centra en querer conocer y comprender otras realidades externas, las relaciones, la contribución de valor, y el bienestar personal físico y emocional aumentan.
- Gestionan las adversidades como oportunidades: Cuando viven situaciones difíciles o experiencias duras, se dan el tiempo necesario para vivir el “duelo” correspondiente, pero luego se preguntan qué es lo que pueden aprender de ello, o en qué les va a ayudar esta situación por muy retadora que sea. Esta capacidad les hace remplazar su versión “víctima” por su versión más “protagonista”, de forma orgánicamente rápida.
Estas tres dimensiones del Poder Personal nos dan la FUERZA, el FOCO, y la CAPACIDAD DE RECUPERARSE que tanto necesitamos para hacer frente a las adversidades de nuestro día a día. Si alguna está más débil, el obstáculo a superar lo vamos a ver más grande de lo que es en realidad; las dudas aumentarán, y la energía para seguir avanzando se nos agotará más rápidamente.
Tenemos que comprometernos, a nivel personal, a aumentar el músculo de nuestro Poder Personal para incrementar la confianza en nosotros mismos. ¡Nuestra felicidad personal y profesional está en juego!
Para CREAR valor en nuestro mundo EXTERIOR, necesitamos CREER en nuestro mundo INTERIOR.
Si deseas más información sobre las dinámicas de poder en la organización te invito a consultar mis artículos anteriores:
– La gestión del poder en la organización 1/2
– La gestión del poder en la organización 2/2
– Los juegos de poder dentro del equipo
Gracias por tu interés.
¡Qué tu Poder Personal te acompañe!
Enric Arola
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