El otro día estaba realizando una sesión de coaching a un equipo directivo que desean aumentar su cohesión, así como su productividad, y de esta manera poder contribuir más y mejor a la organización. Trata de un equipo que está aprendiendo a potenciar las dinámicas y conexiones más exitosas tanto para sus integrantes como para el propio conjunto. Reflexionemos pues sobre las características de un Equipo de Alto Rendimiento (E.A.R.).

 

Difícilmente encontramos organizaciones sin la presencia de equipos. Así pues encontramos equipos de área o departamento, por proyectos, interdepartamentales, de entreplantas, etc.

 

Un equipo de alto rendimiento es aquel que ha alcanzado los objetivos propuestos de una manera excelente en términos de eficacia y de eficiencia.

 

La formación de equipos de alto rendimiento de calidad es compleja y demanda la ayuda de un team coach. Cuestiones como son la formación de los miembros del equipo, las funciones, las etapas y los pasos que realiza una E.A.R., la confianza que se debe generar en el seno del equipo, la conciencia o las actividades hace necesaria la intervención de las herramientas del coaching de equipos. No obstante, si tú eres líder de un equipo de alto rendimiento a lo mejor te interesa leer las 4 reglas para liderar la diversidad.

 

Vamos esta vez permitirnos soñar en un equipo ideal.

 

Características de un Equipo de Alto Rendimiento (E.A.R.)

 

Con suerte habremos tenido la oportunidad de pertenecer a un equipo donde se producían dos factores:

  1. Conseguíamos unos resultados excelentes ofreciendo una contribución de gran valor para la organización, hasta el punto de ser recordada en mucho tiempo.
  2. Nos sentíamos muy orgullosos y muy a gusto de ser integrantes de ese equipo, disfrutando y hasta divirtiéndonos con todos (repito: “todos”) sus integrantes desde el aprecio personal y la admiración profesional. Conseguir estos dos ingredientes (solo dos) en un equipo no es nada fácil. De hecho se requieren de muchas variables para que se den estas dos cosas. Lo que sabemos, y la experiencia nos lo demuestra, es que existen una serie de dinámicas, procesos y acuerdos del equipo que facilitan su ascenso a considerarse de alto rendimiento del que se encarga precisamente el coach de equipos. A continuación apunto 9 características básicas para mí de los equipos de alto rendimiento:

 

Los valores de los E.A.R.

 

1. Foco en el Objetivo Principal: Convertirse en un E.A.R.

A menudo se piensa que la prioridad número uno de un equipo es el trabajar para conseguir un objetivo común. En mi vida profesional he visto multitud de equipos que cumplían con este requisito pero que eran muy disfuncionales. Es decir, esta prioridad no es garantía de éxito. De hecho un grupo de personas, sin llegar a considerarse equipo, puede estar trabajando conjuntamente en pos de conseguir un objetivo común.

La prioridad esencial en un equipo que quiere ser excelente es la de focalizarse en  SER un equipo de alto rendimiento. Trabajar conjuntamente para conseguir un objetivo común, y además, la voluntad de hacerlo desde un entorno de alta productividad y positividad.

 

2. Deseo de estar juntos

Conozco equipos formados por personas que no se sienten a gusto formando parte de los mismos, y sueñan con independizarse, pero hasta ese día viven como si cumplieran condena.

La Ley sistémica de Pertenencia, de Bert Hellinger, habla de la importancia de sentirse integrado y legitimado dentro de un grupo desde la voluntad profunda de pertenecer al mismo. Cuando esto no se produce nos sentimos fuera de nuestra pecera y empezamos a desconectar del propósito común.

 

3. Estructura “Lean” y flexible

Un equipo altamente productivo es aquel que está acostumbrado a trabajar en open space, donde nadie dispone de despacho cerrado y que incluso sus miembros ocupan el lugar de trabajo que está libre ese día.

Se consigue así un entorno más flexible y simple donde se da importancia al contenido y al valor de la tarea, y no tanto a aspectos de status o apalancamiento que llegan a frenar la productividad en algunos momentos. Si la vida es cambio, también el mercado y las necesidades de los clientes cambian. Así pues, ¿por qué no potenciar el proceso del cambio constante en nuestra forma de trabajar?

 

4. Gestión por proyectos

Trabajar de forma interdependiente, donde se aborden los objetivos parcelándolos en bloques o proyectos es la forma más directa de potenciar las sinergias entre las distintas áreas y profesionales de la organización.

Esta forma de trabajar nos permite aumentar la visión integral en las tareas profesionales, a la vez que consigue alinear las distintas necesidades y contribuciones de valor de los distintos integrantes del equipo.

 

5. Rotación de las tareas fijas

Aunque un equipo trabaje en proyectos siempre existen una serie de responsabilidades o tareas que el área o departamento debe ofrecer como parte del proceso productivo, o como servicio facilitado al cliente interno o externo.

Estas tareas, no susceptibles pues en integrarse en proyectos, se pueden rotar entre los miembros de los equipos, con la finalidad de distribuir la responsabilidad en su ejecución y calidad ofrecida.

Siempre hay personas más receptivas  hacia unas tareas más que en otras, no obstante es necesario que todas ellas comprendan el sentido e impacto de cada función, y con la periodicidad que lo estimen y buscando el deseado equilibrio con sus tendencias naturales, realicen estas contribuciones.

 

6. Compensar de forma acordada

Un equipo de alto desempeño es aquel que también intenta equilibrar la otra Ley Sistémica del Dar y Recibir, por la cual las personas intentamos “obtener” del sistema al que pertenecemos en la medida de lo que “ofrecemos”.

Así como un equipo de socios de empresa hablan claramente de sus emolumentos y compensaciones económicas y llegan a un acuerdo en como distribuirlas, sabiendo que a veces son distintas en función de las contribuciones y las responsabilidades, ¿qué puede impedir a un equipo interno en una organización hacer lo mismo?

Por descontado este es un concepto rompedor e inusual, pero que, seguro, ayudaría a muchos equipos a eliminar muchas toxicidades emocionales entre sus miembros y para con la compañía.

 

7. Toma de decisiones consensuada

En un E.A.R. las decisiones no se toman votando. Cuando un equipo vota está aceptando el apartar a un rincón a la minoría. A desconsiderar sus necesidades. Y lo peor es que esta minoría normalmente baja la cabeza pensando que se “merecen” no ser atendidos.

Un equipo eficaz es el que busca con afán cubrir todas las necesidades e inquietudes presentes en el equipo, sabiendo que todos harán uso de su generosidad para buscar ese punto medio donde ni quiero imponer todo lo mío, ni tengo que desprenderme de algo muy importante para mí.

El camino para lograr el consenso es lento, pero el otro camino puede ser que acabe en callejón sin salida y me haga volver atrás, y aún me haga perder mucho más tiempo.

 

8. Liderazgo Compartido

Los equipos de alto rendimiento tienen muy repartido el liderazgo entre sus integrantes. Todas las voces tienen el mismo peso y la misma consideración al tomar decisiones, y además el rol de coordinador está al servicio de la necesidad del proyecto, y no a la inversa.

Esto significa que este rol no corresponde a una sola persona y a todos los integrantes del equipo al mismo tiempo. De esta forma el liderazgo puede ir rotando en función del momento del equipo y de su objetivo.

Esto también significa que el coordinador actual puede levantar la mano en cualquier momento para pedir ser relevado, y a la vez el resto puede también levantar la mano en el momento que sienta que el equipo necesita (no él, sino el equipo) su contribución como líder.

Esto puede parecer ciencia ficción para muchos, algunos incluso lo consideran excesivamente naif, pero la realidad es que cada vez la sociedad nos empuja a trabajar más en círculo y menos en pirámide. Tenemos ejemplos tanto en lo organizativo, como en lo económico, social o económico.

 

9. Equipo Co-responsable

Cuando en un equipo el liderazgo se comparte es más fácil encontrar sus miembros trabajando en todo momento como si fueran los máximos responsables, o incluso los propietarios de la organización.

En este momento todos se piden mutuamente la máxima contribución al proyecto, ya que todos se sienten con la libertad y el pleno permiso de apoyar, y al mismo tiempo exigir, el máximo de cada integrante del equipo.

Y en este entorno el éxito es de todos, así como el fracaso también se reparte. Nunca me ha parecido muy consistente lo que hacen algunos líderes que son generosos compartiendo los éxitos pero que señalan fuera cuando se producen los fracasos, o a la inversa.

El futuro de la gestión empresarial pasa por construir Equipo de Alto Rendimiento con estas características.

Si tú, querido lector, has leído hasta aquí, y además eres líder o miembro de un equipo, ¿qué te parece empezar a impulsar, en algún nivel, alguna de ellas? La que desees… Sí, se necesita valentía y un poco de nadar a contracorriente… Pero, ¿y si te funciona a ti, a tu equipo, o a tu organización?

 

 

Características de un Equipo de Alto Rendimiento (E.A.R.) - Enric Arola

 

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Enric Arola

Enric Arola