Una vez me llamaron de una compañía para participar en un proyecto con su equipo directivo. Se trataba de un programa de coaching de equipos que pretendía mejorar su desempeño como grupo, ya que en los últimos tiempos se habían producido una serie de episodios entre sus integrantes que habían afectado a la productividad del mismo. Las personas que lo formaban tenían un perfil muy experimentado y su conducta era muy directiva y determinante. De hecho esto precisamente les hizo ser grandes en el pasado. Pero después de su proceso de desarrollo aprendieron que hay dos palabras que puedan convivir unidas: Equipo y Vulnerabilidad.

 

Se trataba de un equipo que había conseguido los mejores resultados de su compañía en el pasado, y se había convertido en un referente dentro del grupo al cual pertenecían. Pero algo había cambiado y lo que antes había sido fácil y cómodo entre sus integrantes, ahora se había transformado en un ambiente frío y crispado. La generosidad, compañerismo y colaboración, se habían sustituido por posiciones a la defensiva, desconfianza y descoordinación.

 

Al comenzar el programa de coaching con este equipo era muy evidente la resistencia de sus miembros a “abrir la puerta” para poder mostrar todo aquello que existía en las dinámicas actuales del equipo. Había miedo a lo que podía decirse o expresarse. De ahí que el grupo prefería “jugar” a medio gas, siendo muy cautelosos en comentar abiertamente y enfrente de los demás sus necesidades y sensaciones más profundas respecto al momento que vivían. En este sentido nadie quería disparar primero ni tampoco ser atacado.

 

De esta manera los integrantes estaban continuamente pendientes de proyectar al resto de compañeros su cara más profesional y directiva, guardándose muy mucho de mostrar cualquier atisbo de debilidad. No querían en dicho entorno revelar su lado más vulnerable porqué tenían la creencia que esto sería usado por el resto en su contra.

 

Este es un caso que, a distintos niveles, es muy habitual en algún momento de la vida de cualquier equipo. Es, como decimos, “normal” que esto suceda y el mismo equipo debe entender que vivir esta situación es la consecuencia de factores que provocan esta dinámica tóxica en el grupo y que, si se quiere y se dedican recursos, se puede gestionar para convertirla en una situación más beneficiosa para las personas que lo componen y para el conjunto de la organización.

 

Pero, ¿Porqué ocurre esto? ¿Porqué los individuos no muestran su vulnerabilidad dentro del equipo? Algunas de las razones son las siguientes:

  • Liderazgo que fomenta una competitividad excesiva entre los miembros del equipo que hace que estos se protejan entre sí y rehúyan la colaboración mutua para llegar a objetivos comunes.
  • Cultura organizativa que “castiga” el error, buscando culpables ante los fallos o desaciertos producidos.
  • Entornos o momentos donde se realizan promociones profesionales, en los cuales se consideran distintos candidatos que están en el mismo equipo.
  • Procesos de retribución flexible por primas e incentivos que conlleva que las ganancias de uno afectan a las de los demás miembros del grupo
  • Situaciones de reestructuración organizativa que suponen la desvinculación de algunos integrantes del equipo.
  • Incorporación de un nuevo miembro del equipo que hace que el que entra “quiera impresionar” y los que estaban “quieran marcar territorio”.

 

Estos ejemplos, como puedes ver, son muy habituales en la vida profesional de las personas, así como durante el ciclo vital de un equipo. Sin embargo, esto no tiene porque aceptarse sin más y no hacer nada al respecto. Cualquiera de las situaciones descritas anteriormente son el caldo de cultivo de actitudes potencialmente tóxicas en el equipo que puedan derivar en el deterioro de la cohesión y productividad del mismo.

 

La excelencia en los equipos viene pues de mano de la confianza entre sus miembros y esto significa que estos conecten de forma auténtica y natural, mostrando sus grandezas pero también sus miedos e inquietudes. Sólo así es posible que las personas se acercan las unas con las otras y puedan llegar a producir conjuntamente algo todavía más grande.

 

Así pues, ¿Qué se puede hacer al respecto? A continuación apunto algunas recomendaciones para que la vulnerabilidad aflore en el equipo como parte del proceso de aumentar la confianza entre sus miembros.

 

Infografía Equipo y vulnerabilidad

 

¿CÓMO AUNAR EQUIPO Y VULNERABILIDAD?

  • El líder es el primero en dar ejemplo y mostrar su lado más vulnerable. Explicar donde se siente confuso ante una situación, o reconociendo su incapacidad o desconocimiento respecto un tema.
  • Compartir la vulnerabilidad en los espacios del equipo. Las reuniones o encuentros regulares de un equipo son momentos ideales donde, a parte de compartir aspectos operativos, es necesario preguntarse mutuamente acerca de cómo sus integrantes están viviendo cada momento, sobretodo los críticos.
  • Buscar aliados. Aunque pueda ser difícil comentar según que aspectos a la totalidad del equipo, siempre se puede empezar por buscar algún aliado dentro del mismo con el cuál mostrar la parte más vulnerable. El grupo puede imponer demasiado respeto al inicio si el entorno es percibido como muy hostil
  • Compartir aspectos personales. Habitualmente en entornos de distancia emocional las personas no se dan permiso para comentar aspectos de su vida personal que les afectan especialmente. Ésta es una oportunidad para empezar a compartir, aunque sea de una forma dosificada, situaciones más íntimas con las personas con las que se comparten tantas horas cada día.
  • Buscar espacios adecuados. Cuando el entorno físico profesional no invite a mostrar nuestras inquietudes o necesidades, será bueno aprovechar ocasiones fuera de la empresa donde sea más fácil dar el primer paso (viajes de trabajo, cenas o comidas de empresa, asistencia a eventos, etc)
  • Hacerlo por escrito. Cuando tampoco sea fácil hacerlo cara a cara, también se puede iniciar este tipo de conversaciones usando un medio escrito (correo electrónico, carta, etc) que permita disponer de un espacio seguro y tranquilo donde compartir aquello que normalmente se esconde.

 

Para finalizar con mi post sobre liderazgo y vulnerabilidad, me gustaría recomendarte que dediques unos pocos minutos a ver el siguiente video de Brené Brown, autora y conferenciante americana conocida por sus trabajos sobre la vulnerabilidad.

 

 

Te animo a seguir construyendo tu autenticidad y la de tu equipo.

Enric Arola