El pasado 25 de agosto nos dejó Liberto Pereda; amigo, maestro, y gran ejemplo y referente para todos los que nos dedicamos al campo del desarrollo personal y profesional.

 

Toda despedida de un ser querido es, y tiene que ser, dolorosa por definición; pero también es (como seguro a Liberto le hubiera gustado) una oportunidad para la conexión profunda con la vida, con las personas, y con lo que de verdad importa.

 

Liberto nos lo enseñó hasta el último instante. Incluso en la ceremonia de despedida, que se celebró dos días después, aparte de lloros, hubo abrazos, música, risas, aplausos, rosas blancas para todos, y mucho, mucho amor.

 

Incluso la vida, el universo, nos hizo emocionar por el “guiño cuántico” (esas señales que Liberto “cazaba” al instante y sabía conectar sistémicamente) que se produjo cuando, Marta y yo, vimos que el cura que oficiaba la ceremonia de despedida de Liberto era el mismo que hace veintidós años nos casó.

 

Una señal más del amor en la vida y en la muerte, de la conexión profunda de las dimensiones de la vida en todo su esplendor incluso en sus momentos más tristes. Nos alegramos al pensar como Liberto estaría sonriendo allá arriba ante tal coincidencia juguetonamente sincronizada.

 

Liberto, te echaremos mucho en falta, aunque nos reconforta saber que nos sigues sosteniendo. Tu legado es enorme, y tus enseñanzas y todo lo compartido contigo sigue y seguirá ahí siempre.

 

Marta y yo valoramos profundamente, como si se tratase de un regalo mágico y único, todos los momentos compartidos contigo, con Rosario y con tus hijos.

 

Gracias por tu generosidad, buscando siempre el equilibrio entre la relación personal y la profesional.

 

Gracias por tu sabiduría humilde y respetuosa.

 

Gracias por tu visión y consciencia unitiva; y por preocuparte (y ocuparte) por impulsar el liderazgo colectivo.

 

Gracias por ser conector de personas, de profesionales y de proyectos. Somos muchas las personas que, gracias a ti, nos hemos conocido y cocreado en programas e intervenciones.

 

Gracias por ser ejemplo, en una profesión donde la autogestión y el liderazgo emocional son un trabajo constante, que empieza primero con el de los coaches y facilitadores para poder, a posteriori, contribuir al desarrollo de los demás.

 

Y gracias, muchas gracias, por tu amistad y por el amor que brindas al mundo.

 

De dos amigos que te quieren.

 

Enric y Marta