¿A quién no le gusta reír? ¿A quién lo le gusta pasárselo bien? Y, específicamente ¿A quién no le gusta trabajar con personas con las que se crea un ambiente ameno y divertido? Trabajar y reír no deberían ser enemigos, sino más bien aliados. Y, aunque hay tiempo para todo, el humor es un requisito indispensable para formar equipos altamente productivos. En este artículo voy a reflexionar sobre humor y liderazgo.

 

El humor, dentro de la cultura de un equipo, o de una organización, tiene que ver con el suavizar la tensión propia de un entorno profesional retador, y a veces lleno de conflictos y discrepancias. Se trata de una mirada que busca relativizar el drama causado por algunas decisiones o confrontaciones, para conseguir disociar el asunto, objeto de la disputa, de la relación entre las personas.

 

El humor también es usado para romper el hielo en momentos donde la conexión natural entre las personas brilla por su ausencia. La sonrisa, o incluso risa, son parte de un lenguaje universal, propio de todos y de todas, y que une a personas que, de inicio, podrían encontrarse en posiciones muy antagónicas.

 

Además, el humor permite crear espacios reparadores y sanadores ante el desgaste de algunas situaciones. Se trata de pausas de oxigenación mental que disipan los efectos más dañinos del estrés laboral.

 

Pero el humor también puede ser usado de forma reactiva. A veces, que uno vea a los miembros de un equipo riendo y haciendo bromas entre ellos y ellas, no significa que se lo estén pasando en grande, y que se estén cohesionando más.

 

En esos momentos puede que incluso pase lo contrario. Es decir, que el uso del humor que se esté haciendo sea más para enviar mensajes envenenados a los demás, fruto de rencillas pendientes, o incluso para dejarse mutuamente en evidencia.

 

En estos casos el desdén, el sarcasmo, o la ironía destructiva, se apoderan del humor para hacer acto de presencia dentro del equipo. En estas situaciones, el uso que se hace del humor es perverso, y en lugar de unir, crear puentes y destensar, sirve para separar, polarizar a las partes, y crear más crispación en el entorno.

 

3 emoticonos

 

De esta manera, el humor, y en base al uso que se haga del mismo, puede llegar a representar 3 caras bien distintas:

 

Humor Inclusivo:

Aquel tipo de humor que se hace con el corazón en paz, que considera y beneficia tanto al emisor como al receptor, y que provoca una aureola de buen ambiente en el entorno, lo cual hace que se incremente la productividad.

 

Humor Neutro:

Aquel que se usa para evitar situaciones incómodas, como el silencio, o las esperas, y que busca suavizar la rigidez o seriedad excesiva de un momento hostil. Por ejemplo, las bromas antes de una reunión difícil, o ante una negociación. Se trata de un humor que tiene un punto de armonía artificial sin llegar a incomodar.

 

Humor Excluyente:

Aquel que se usa como arma contra alguien al que se pretende ridiculizar, molestar, o incomodar en algún nivel. A diferencia del primero, este se realiza con el corazón en guerra. Este tipo de humor también puede que se use en contra de una persona, o grupo de personas, que no están presentes en ese momento. Su objetivo no es el de crear un clima favorable de conexión mutua, sino más bien de defenderse, o de marcar territorio ante los demás. El uso de este humor hace disminuir la productividad.

 

Todas las personas, en los distintos momentos que vivimos en el día a día, podemos llegar a adoptar estas tres caras de humor. Para reflexionar acerca de nuestra relación con el humor en el entorno laboral, te animo a contestar a las siguientes preguntas:

      • ¿Con qué frecuencia me río durante mi jornada profesional?
      • ¿Qué es lo que me divierte?
      • ¿Soy de las personas que se ríen más de las bromas de los demás, o normalmente soy yo la persona que consigue hacer reír a los otros?
      • ¿Sobre qué suelo bromear durante el trabajo?
      • ¿Cómo impactan mis bromas en los demás?
      • ¿Cómo impactan las bromas de los demás en mi?
      • ¿Hasta qué punto uso mi humor para unir a las personas?
      • ¿Mi sentido del humor puede llegar a incomodar a alguna persona, presente, o ausente?
      • ¿Qué pienso sobre el humor y liderazgo?

 

Y, aunque la lectura de este artículo no te haya hecho reír 🙂, espero que este artículo te haya ayudado a reflexionar sobre el liderazgo de tu humor.

Infografía Humor y liderazgo

 

Enric Arola