Este es mi primer post del 2016, y quiero aprovechar la oportunidad para poder mirar atrás, aunque sea por un momento, para poder respetar y honrar lo que ha pasado durante el 2015. Haciéndolo me vienen a la cabeza tres nombres de personas. Tres nombres de mujeres. Mujeres valientes: Marta, Pilar y Patricia. Hoy escribo sobre liderazgo y valentía.
Marta es la mujer con la que tengo la suerte de compartir mi vida. Pilar es una gran amiga que admiro por su gran calidad humana. Y Patricia era una profesional de los recursos humanos que tenía una gran vocación de ayudar a las personas.
Todas ellas han sufrido mucho durante el 2015. Todas ellas lucharon contra el cáncer y todas ellas nos dieron a todos una gran lección de valentía para poder dar un paso al frente y luchar por la vida, asumiendo el reto de entrar en cavernas tenebrosas donde la oscuridad y el frío invita a rendirse.
Pero lejos de rendirse, estas tres mujeres valientes jugaron la partida más determinante de sus vidas, y en el caso de Patricia desafortunadamente la partida se perdió. Ellas, a su vez, también representan a otras mujeres y hombres, y también niñas y niños, que afrontan esta situación sin llegar a entender porqué les tocó a ellos y sin conocer las instrucciones de juego una vez la partida ya ha empezado.
Marta, Pilar y Patricia, como el resto de estas personas valientes, nos han ofrecido a los que compartimos sus respectivos mundos personales y profesionales, muestras de su liderazgo personal y valiente ante situaciones muy dramáticas.
- Comprender el proceso. Entender que no se trata de acciones puntuales, sino de un proceso que tiene sus altibajos, es determinante para afrontar situaciones tan críticas como representa esta enfermedad. Asumir que existirán momentos que son un infierno, pero también momentos de renacimiento y liberación. Aceptar vivir un período de rabia y tristeza inicial sin resistencia y culpa es tan fundamental como aprender a levantarse en estadios más avanzados. Hace tiempo escribí un post de gran ayuda para emprender el proceso del cambio personal.
- Mostrar vulnerabilidad. Vivimos en una sociedad donde la presión por el éxito y el bienestar es tan grande que desde pequeños aprendemos a disimular nuestras desgracias y debilidades personales. Integrar y aceptar la dicha y desdicha propias y liberarse del impacto que causan ambas en los demás es requisito para vivir desde la valentía y así estar en paz interior y fomentar la sanación física y mental.
- Pedir ayuda. Aprender que todo no se puede y que, viviendo procesos como estos, las fuerzas flaquean y el mundo se hace pesadilla nos hace ver que la vida se vive con y a través de los demás. Y esto significa una “rendición positiva” para pedir activamente ayuda y poder ponerse en las manos de los demás, sin perder el orgullo personal o sin dejar de ser el protagonista principal de nuestra vida.
- Conseguir que la mente sea un aliado y no un enemigo. Este es el punto más determinante. Cuando nuestra voz interior nos sabotea más que alienta, el mundo nos parece una gran ratonera sin salida. En estos casos es bueno entender a este “saboteador” como alguien que nos quiere proteger y ayudar a su manera, aunque sin quererlo haciendo lo contrario. Es por ello que aprender a domesticarlo y, si se puede, desconectarlo de vez en cuando, permitirá a la voz interior más positiva y creativa tomar mayor protagonismo. Procesos duros como éstos enseñan a vivir de forma prioritaria el presente sin revolcarnos en el pasado ni obsesionarnos por el futuro.
Gracias Marta, Pilar, Patricia, y resto de personas valientes por vuestro liderazgo y por enseñarnos a luchar por la vida.
Enric Arola
Gràcies Enric!
Gracias Enric, me ha encantado! Hay algo que siempre repito cuando me hablan de valentía y liderazgo respecto a este tema y es que como afectada nunca me he planteado otra opción pues las ganas de vivir están ahí y el espíritu de supervivencia es muy potente. Se necesita mas valentía y liderazgo para estar al lado de personas que están viviendo ese proceso, estar con el miedo del otro, visitar a menudo la tristeza, compartir las míseras que surgen cada día con cada nuevo síntoma. Eso sí es LIDERAZGO y por supuesto se necesita ser muy valiente para estar ahí.
Gracias Marta, gracias Enric y Patricia gracias porque aprendí mucho de tu coraje.
Gracias a ti Pilar!
Durante tu larga travesía nunca te he visto perder el compromiso contigo misma y el querer aprender de todo lo vivido. Para los que estamos en tu mundo esto es un auténtico regalo. Un fuerte abrazo!
Maravilloso homenaje y reflexión. Me gustaría que el valor de la vulnerabilidad se extendiera, que nos atreviésemos más a pedir ayuda, a expresar lo que nos pesa en alto… Porque aunque el trabajo del alma es individual, se lleva mejor en tribu.
Me ha encantado conocer tu blog personal, Enric.
¡Un saludo!
Gracias por tus palabras Sandra! Me gusta mucho lo que comentas de la tribu. De hecho ésta nos sostiene y a la vez nos empuja a superar cualquier situación. Un abrazo