Las personas podemos llegar a relacionarnos con los demás desde la generosidad, la gratitud y el deseo de compartir para buscar un bien común. Pero también podemos llegar a tener una relación con otras personas desde el egoísmo, la envidia, o la necesidad de protegerse. Lo primero tiene que ver con una “mentalidad de abundancia”, mientras lo segundo apunta a una “mentalidad de escasez”. En este artículo vamos a reflexionar acerca de potenciar una mentalidad de abundancia.
Cuando nuestras acciones están dirigidas por una mentalidad de abundancia sostenemos la creencia de que “hay de todo y para todos/as”. Existe suficiente “pastel” para todo el mundo y, por consiguiente, no me voy a quedar sin, si las demás personas comen del mismo. De esta manera, no sufrimos por la falta de un bien deseado, y no vemos enemigos con los que disputar los recursos.
Cuando esto ocurre veo a los demás como personas que buscan y merecen lo mismo que yo, y con las que se desea compartir lo que está disponible. La mentalidad de abundancia me permite pensar que habrá suficiente para todos de una manera u otra, y por lo tanto no se teme por el éxito de los demás, por sus logros, o por su capacidad de acción. Al contrario, se animan y se celebran sus éxitos.
En cambio, cuando nuestras acciones están dirigidas por una mentalidad de escasez, sostenemos la creencia de que, si alguien come un trozo del pastel, yo tengo menos para mi, y, además, es posible que si no corro, me puedo llegar a quedar sin.
Este paradigma teme el éxito de los demás porque puede llegar a ser un espejo de los fracasos propios, y, por consiguiente, se tiene la tentación de no ayudar a los demás a que consigan sus resultados, sino más bien a preocuparse exclusivamente en conseguir los de uno mismo.
¿Qué mentalidad estoy potenciando?
Si bien todos tendemos a “alimentar” una más que la otra en función de las circunstancias que vivimos, la verdad es que las dos mentalidades existen en nosotros de una manera recurrente y, muchas veces, cohabitando a la vez.
El ángel-generoso y el demonio-egoísta cumplen su función y están más o menos activos en función de como nos van las cosas. Pedirle al segundo que no exista es como privar a nuestra propia identidad de proteger y cuidar de nuestras necesidades.
Es cierto, asimismo, que la mentalidad de escasez nos ayuda a corto plazo, pero nos perjudica a largo, ya que deteriora relaciones y alianzas con los demás y nos hace tomar decisiones precipitadas.
¿Cómo potenciar una mentalidad de abundancia?
No se trata de iniciar un proceso de santificación en el que llegaremos a convertirnos en seres guiados únicamente por una pura mentalidad de abundancia. No se trata de eso, obviamente. Los humanos, como seres emocionales, seguiremos activando nuestra mentalidad de escasez cuando creamos que la necesitamos. Pero si podemos empezar a cultivar más y mejor nuestra mentalidad de abundancia, mejor nos irá a nosotros y a las personas de nuestro sistema.
¿Cómo? Aquí van algunas opciones para lograrlo:
- Tomar consciencia de cuando esta activada una mentalidad o la otra. No hay cosa peor que actuar de forma automática sin darse cuenta del camino que se toma. Ante situaciones complicadas y retadoras preguntarse si estamos actuando impulsados por la mentalidad de abundancia, o por la mentalidad de escasez.
- Darse cuenta de que mi impacto y contribución de valor tiene que ver con lo que yo hago, no con lo que hacen los demás. La comparación con otras personas es la peor aliada, ya que nos activa rápidamente la mentalidad de escasez. Apreciar y reconocer la contribución de los demás, no sólo da energía a las otras personas (en forma de reconocimiento y ánimo), sino que además suministra energía a uno mismo (en forma de inspiración y espíritu de superación).
- Esconder información o recursos para mi sólo no es útil. La mentalidad de escasez basada en la necesidad de no compartir información o recursos con los demás para que no me superen no tiene sentido, ya que en un mundo tan global y conectado toda información se acaba adquiriendo rápidamente.
- Potenciar nuestra capacidad de reinvención constante. Favorecer espacios de creatividad, reservando momentos para pensar y añadir valor, desde nuevas aportaciones. Esto activa nuestra mentalidad de abundancia, ya que nos hace confiar en nuestra máquina “interna” para crear, y nos hace menos dependientes-reactivos de las creaciones de los demás.
- Buscar alianzas y acuerdos valientes para cooperar en lugar de competir, sabiendo que el sistema “empujará” (directa o indirectamente) para que sus integrantes compitan.
- Ofrecer ayuda e información a los demás, aunque no sea requerida. Esto potenciará este espíritu de trabajo en equipo, a la vez que generará actitudes recíprocas en los demás.
- Entender que la mentalidad de escasez se sustenta en el miedo a fracasar, y en no ser reconocidos por los demás. Ser cada vez más fieles a nosotros mismos, y a reducir nuestra actitud complaciente, nos permitirá abrazar una mentalidad de abundancia.
- Trabajar en lo que nos gusta y con personas que admiramos nos hace aumentar nuestro deseo de compartir. La mentalidad de abundancia se amplifica cuando nos sentimos agradecidos por lo que hacemos, y por lo que recibimos.
- Dar formación a los demás en aquello en lo que somos expertos. De esta manera contribuiremos a la capacitación de los demás, a la vez que aumentaremos nuestra autoestima.
- Compartir recursos e ideas con los demás crea sinergias que permiten resultados superiores. La sabiduría o conocimiento individual se multiplica cuando se combina con la de los demás, lo que hace aumentar la mentalidad de abundancia de las personas implicadas.
- Poner el foco de nuestra contribución de valor principalmente en la forma o proceso, y no sólo en el resultado final. La primera es energía de largo plazo, limpia, y sostenible. La segunda es combustión rápida, de corto recorrido y puede ser más contaminante. La primera potencia nuestra mentalidad de abundancia, la segunda incrementa nuestra mentalidad de escasez.
Espero que estas reflexiones te ayuden a tomar consciencia acerca de cuando activas una u otra mentalidad, y te den ideas para cultivar una mentalidad más verde.
Enric Arola